-¿Es uno de los enojados o desencantados con el Frente Amplio?
—Enojado no. Si me decís que vas a hacer A y B y hacés Z, X e Y, podré enojarme, pero independientemente de mi enojo no es para lo que te voté. Ningún votante eligió la bancarización ni votó para que la tierra se extranjerizara. No me siento enojado, pero ese no es el camino.
—Enojado no. Si me decís que vas a hacer A y B y hacés Z, X e Y, podré enojarme, pero independientemente de mi enojo no es para lo que te voté. Ningún votante eligió la bancarización ni votó para que la tierra se extranjerizara. No me siento enojado, pero ese no es el camino.
—Sin embargo, el pueblo le siguió dando al Frente Amplio la mayoría parlamentaria.
—Sí, tengo consciencia de ser un grupo minoritario.
Pero la democracia es eso. El Frente Amplio fue minoría de las
minorías durante décadas.
—En la interna del FA hubo autocrítica de los candidatos, ¿le parece que en el gobierno no hay autocrítica?
—No hay autocrítica. Puede haber disputas entre el
astorismo y el MPP, pero el MPP no ha logrado plantear una alternativa.
Si se habla comiéndose las eses o no, es estética, pero eso no es
sustancial. En lo real la economía fue manejada durante doce años por un
mismo equipo que ha cambiado sustancialmente sus puntos de vista.
Astori hoy está en las antípodas de lo que él mismo decía. En el mundo
de hoy se está reordenando la economía. Frente a ese nuevo ordenamiento,
no siento que el FA esté haciendo lo que debería.
—Cuando anunció que no votaría al FA lo acusaron de hacerle el juego a la derecha. ¿Cree que se da ese efecto?
—No, en absoluto. Hay mucha gente arrepentida de
haber votado al FA por distintas razones. Hay cosas más anecdóticas como
la espantosa gestión de Ancap, las mentiras sobre tanta cosa, los
misterios sobre la regasificadora, ahora las negociaciones con China que
no se sabe qué esconden… Pero hubo un error en la forma en la que
votaron. Había opciones para incorporar parlamentarios que hicieran un
control también desde posiciones más de izquierda. No se entendió eso.
La única manera de que una fuerza política cambie es si recibe el frío
de la gente. No haciéndole el juego a la derecha sino a posiciones más a
la izquierda.
—¿Votó a Unidad Popular?
—Sí, y no porque tenga coincidencias conceptuales,
pero era el partido que tenía más chance de llegar al Parlamento. Si más
gente hubiera hecho ese voto estratégico, tal vez hoy el Parlamento
sería otra cosa y el FA tendría que negociar más. No creo que la
política sea el mecanismo de cambio. Lo que tenemos es un problema
cultural, no se puede imponer a través de un partido, hay que trabajar
en el plano de las ideas. Es necesario un trabajo de otro tipo, una
militancia no partidaria sino ideológica. El que gobierna es electo por
la gente y va a hacer lo que la gente le exija. Donde hay que actuar es
en nuestra propia mentalidad.
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—¿Todo lo que hizo el Frente es negativo, no hizo nada positivo?—Siempre hay cosas positivas como la opción de
utilizar energías renovables, aunque no comparto la forma en la que se
llevó a cabo. Hay un aspecto ideológico de que todo se hace mejor si se
hace con privados... Por supuesto que mejorar el salario a las
domésticas y peones rurales fue positivo, pero si no se hacía eso era
para fusilarlos.—Yendo al tema de la asociación con privados, se
han hecho en parte porque el gobierno no tiene fondos propios y en
parte porque tampoco se contabilizan para el déficit.—Hay mucho cuento en lo de la inversión extranjera,
como ahora lo de UPM. En un negocio de US$ 4.000 millones hay que
invertir US$ 1.000 millones para darles los puertos, las carreteras, y
quiero ver qué parte de esos US$ 4.000 millones se hace con capital real
y qué parte con avales, garantías del Estado. UPM y Montes del Plata
tienen montes enteros metidos en zonas francas que no pagan impuestos.
¿Cuál es el gran negocio?
—El impacto en la economía. Montes del Plata y UPM aportan 0,6% del PIB.
—Es dinero que se lleva porque no paga impuestos.
—Pero también genera inversión que queda acá.
—Me parece bien, el tema es que habría que medir esos supuestos beneficios con la renuncia fiscal que hacés.
—Con respecto a las negociaciones con Chile y China, el Pit-Cnt tomó una postura muy distinta, negociar un TLC con Chile era espantoso, pero con China es bienvenido. ¿Cómo ve esa doble posición?
—El sindicalismo organizado no es una fuerza política, es un grupo de presión, defiende sus intereses. Tampoco es cierto que lo que diga el Pit-Cnt es bueno para el país. Le interesa que haya más puestos de trabajo porque eso implica más poder y más cuota, pero no todas las inversiones que generan ocupación son buenas para el país. El Pit-Cnt y AEBU han respaldado la bancarización, pero significa que los asalariados o pequeños ahorristas van a tener que financiar la ganancias de cientos de millones de dólares que los bancos van a percibir. Le puede servir al sindicato porque genera más puestos de trabajo, pero ¿tenemos necesidad de pagarle entre US$ 100 y US$ 400 millones al sistema bancario por año por hacer esa intermediación forzada en todas las cosas? Yo creo que no. Dicen que evitamos los asaltos, pero será un gran asalto que sufriremos todos (risas).
—Esa visión suya es contraria a la inversión extranjera...
—Yo no estoy en contra de la inversión extranjera, me parece bárbara, pero no puede tener un tratamiento tan diferenciado con relación a la inversión nacional. La gente que intenta hacer cualquier cosa la matan a impuestos. Ahora, por arriba de los mil millones de dólares son otras reglas. No, no. El conjunto de las pequeñas y medianas empresas tiene más de mil millones de dólares, pero se las mata a impuestos. Es un principio de igualdad básico.
—¿Por qué en diez años de la izquierda no se ha logrado hacer una revolución educativa?
—Tenemos un antecedente importante en la reforma vareliana pensada con el objetivo de formar ciudadanos… Ese no es el objetivo de las reformas que se están planteando, se mira a la enseñanza como colaborador del modelo económico, o en otros casos el modelo de enseñanza es expulsivo: lo preparo para que vaya a Harvard; o en niveles sociales bajos para que cobre la asignación y que sea lo que Dios quiera. No tenemos un proyecto. En la época vareliana sabíamos qué tipo de personas se precisaban.
—En la seguridad pasó lo mismo, ¿lo "políticamente correcto" conspiró contra las políticas de seguridad?
—Sí, el sector que hace el discurso de los derechos humanos —coincide con el políticamente correcto— no tiene claro la función del Derecho penal. Cuando el que critica el Derecho penal es el que lo ejerce te encontrás con un problema. Y no me refiero a Bonomi. No es un exponente de ese discurso, pero está condicionado por decisiones políticas. No creo que sea el responsable de este problema. Sigo pensando que las causas del delito son sociales. Sería imposible encarcelar a todos. Hay que hacerlo sí, pero es materialmente imposible. La fábrica de marginalidad y delincuencia es incontrolable.
—¿Esas causas sociales no se están atacando?
—Las dos políticas claves son el trabajo y la educación. En la educación no se ha hecho prácticamente nada y en el trabajo se ha apuntado a la transferencia de recursos. Un gobierno de izquierda tenía que haber generado fuentes de trabajo, en vez de transferir dinero gratuitamente para dárselo a amigotes como pasó con el Fondes.
—El impacto en la economía. Montes del Plata y UPM aportan 0,6% del PIB.
—Es dinero que se lleva porque no paga impuestos.
—Pero también genera inversión que queda acá.
—Me parece bien, el tema es que habría que medir esos supuestos beneficios con la renuncia fiscal que hacés.
—Con respecto a las negociaciones con Chile y China, el Pit-Cnt tomó una postura muy distinta, negociar un TLC con Chile era espantoso, pero con China es bienvenido. ¿Cómo ve esa doble posición?
—El sindicalismo organizado no es una fuerza política, es un grupo de presión, defiende sus intereses. Tampoco es cierto que lo que diga el Pit-Cnt es bueno para el país. Le interesa que haya más puestos de trabajo porque eso implica más poder y más cuota, pero no todas las inversiones que generan ocupación son buenas para el país. El Pit-Cnt y AEBU han respaldado la bancarización, pero significa que los asalariados o pequeños ahorristas van a tener que financiar la ganancias de cientos de millones de dólares que los bancos van a percibir. Le puede servir al sindicato porque genera más puestos de trabajo, pero ¿tenemos necesidad de pagarle entre US$ 100 y US$ 400 millones al sistema bancario por año por hacer esa intermediación forzada en todas las cosas? Yo creo que no. Dicen que evitamos los asaltos, pero será un gran asalto que sufriremos todos (risas).
—Esa visión suya es contraria a la inversión extranjera...
—Yo no estoy en contra de la inversión extranjera, me parece bárbara, pero no puede tener un tratamiento tan diferenciado con relación a la inversión nacional. La gente que intenta hacer cualquier cosa la matan a impuestos. Ahora, por arriba de los mil millones de dólares son otras reglas. No, no. El conjunto de las pequeñas y medianas empresas tiene más de mil millones de dólares, pero se las mata a impuestos. Es un principio de igualdad básico.
—¿Por qué en diez años de la izquierda no se ha logrado hacer una revolución educativa?
—Tenemos un antecedente importante en la reforma vareliana pensada con el objetivo de formar ciudadanos… Ese no es el objetivo de las reformas que se están planteando, se mira a la enseñanza como colaborador del modelo económico, o en otros casos el modelo de enseñanza es expulsivo: lo preparo para que vaya a Harvard; o en niveles sociales bajos para que cobre la asignación y que sea lo que Dios quiera. No tenemos un proyecto. En la época vareliana sabíamos qué tipo de personas se precisaban.
—En la seguridad pasó lo mismo, ¿lo "políticamente correcto" conspiró contra las políticas de seguridad?
—Sí, el sector que hace el discurso de los derechos humanos —coincide con el políticamente correcto— no tiene claro la función del Derecho penal. Cuando el que critica el Derecho penal es el que lo ejerce te encontrás con un problema. Y no me refiero a Bonomi. No es un exponente de ese discurso, pero está condicionado por decisiones políticas. No creo que sea el responsable de este problema. Sigo pensando que las causas del delito son sociales. Sería imposible encarcelar a todos. Hay que hacerlo sí, pero es materialmente imposible. La fábrica de marginalidad y delincuencia es incontrolable.
—¿Esas causas sociales no se están atacando?
—Las dos políticas claves son el trabajo y la educación. En la educación no se ha hecho prácticamente nada y en el trabajo se ha apuntado a la transferencia de recursos. Un gobierno de izquierda tenía que haber generado fuentes de trabajo, en vez de transferir dinero gratuitamente para dárselo a amigotes como pasó con el Fondes.
SARTHOU SOSTIENE QUE HAY GRANDES SUMAS DE DINERO DETRÁS.
"Las feministas no apuntan a los problemas medulares"
—Ha sido muy crítico con el movimiento feminista, ¿en qué se basa para decir que detrás hay grandes sumas de dinero?
—Me baso en quienes financian la red de ONG. No es
un misterio muy grande, basta googlear para ver qué fundaciones están
detrás. El fenómenos del cannabis fue ostensiblemente financiado por
Soros.
—¿Qué fundaciones son?
—En el caso de las feministas son, entre otras,
Rockefeller, Soros, Ford, algunas tienen directamente financiación de
esos organismos y otras las reciben indirectamente.
—¿Qué buscan?
—Hay un interés en instalar temas que no cuestionen
la estructura económica. ¿Cuánto tiempo hace que estamos discutiendo
temas como la cuota política, el aborto, el feminicidio, el derecho al
cambio de sexo, la adopción por homosexuales, la ley de discapacitados?
Me llama poderosamente la atención, la mayor parte de las
reivindicaciones feministas no apuntan a los problemas medulares, el
feminicidio es un problema marginal para las propias mujeres, el 10% de
las mujeres muere por eso, pero el otro 90% es por otras causas. Ese 90%
de muertes no son problemáticas, y frente a este tipo de violencia ¿qué
hacemos? No prevenimos, vamos a sancionar. No quiere decir que no haya
que aplicar la pena (…) pero es un delito pasional, no especulativo, no
hay una conducta racional. Por otro lado, que haya más o menos mujeres
parlamentarias al grueso de las mujeres no les va a cambiar la vida. El
gran alivio que tendría la mujer es si se resolviera de alguna forma más
equitativa y socialmente más amparada la crianza de los hijos porque el
verdadero obstáculo que tiene la mujer para su desarrollo profesional
es que tiene que amamantar, el niño necesita estar con la madre y en
una etapa clave de la vida, porque generalmente es entre los 25 y los 35
años, en el momento de consolidación profesional. Para mí ese es el
problema y no se habla de eso, se habla de si hay tantas parlamentarias o
¡mataron a una más! Tampoco se habla del perfil del violento y qué
papel juega en la relación en la que por lo general hay una patología y
es compartida.
ENTREVISTA EXTRAÍDA DEL DIARIO EL PAÍS 23 DE OCTUBRE DEL 2016 URUGUAY
ENTREVISTA EXTRAÍDA DEL DIARIO EL PAÍS 23 DE OCTUBRE DEL 2016 URUGUAY
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